jueves, 20 de enero de 2011

Cuchufleta

Nunca he escrito un post superior a 5 líneas, no soy periodista, y probablemente mi forma de estructurar un texto no sea la correcta, pero antes de nada quiero que quede claro; me la suda.

Soy realizador de televisión y publicidad, guionista ocasional ( en temas menores), y montador. Hoy he estado comiendo con un amigo, director y guionista de tv. Lleva muchos años escribiendo, y así como si nada, mientras comíamos, me suelta que tiene dolor de cuello. Lo comprendo, cómo no, si el 90% de las personas que conozco que se dedican al mundo audiovisual trabajan en condiciones lamentables. Pero no os equivoquéis, no voy a hacer un texto sindicalista sino realista.

Escribo estas líneas sentado en el sofá de mi casa, con la entrepierna a una temperatura no aconsejable, ya que tengo el portátil encima. ¿Cuál es el motivo por el que la gente que nos dedicamos al audiovisual ( entre otras profesiones vejatorias), tenemos unos hábitos de trabajo tan peculiares? ¿Nos gusta el sufrimiento? ¿Creemos que la incomodidad que es buena para la creación? ¿Queremos sentirnos diferentes?

Tengo tres lugares donde trabajo:

1- El sofá de mi casa: lugar destinado al disfrute y descanso.

2- Pequeña habitación donde tengo una mesa junto con otras mil cosas más. Conocido en la cultura occidental como trastero.

3- Los medios de trasporte: tren, autobús, metro, etc..

En esa pequeña habitación he montado, desde el making of de una película española, hasta un videoclip de un grupo valenciano. La habitación está compuesta por una mesa de trabajo, una estantería llena de cosas no relacionadas con el audiovisual, y una maleta enorme que me impide estirar las piernas . Pero aún así, saco el trabajo de una forma digna.

Tras conversaciones con amigos que se encuentran en situaciones similares a la mía, he llegado a la conclusión que no es que yo sea un puto desgraciado sin capacidad para establecer orden en mi vida, sino que todos lo somos, o por lo menos casi todos.

Mi amigo me dice que el dolor de cuello viene motivado por escribir muchas horas con el portátil en la mesa y estar mirando hacia abajo. Claro, le contesto yo, normal. Entre tanto, entra en escena otro amigo, músico de profesión y con un lugar de trabajo con un nivel de saturación visual superior a cualquier plano de Alien. Bien, pues este buen hombre le recomienda subir el portátil varios centímetros, con eso ganamos en grados de inclinación de tu cabeza y no forzarás tanto el cuello. Buen consejo. Vamos a la Fnac y mi amigo se compra un teclado portátil para la operación. Llega a casa y me manda una foto donde tiene el ordenador colocado sobre dos tomos de Predicador, y el asunto del mail es : ¨Pero qué puta vergüenza¨

No estoy conforme: Lo que tu llamas vergüenza yo lo llamo dignidad. Es así, siempre ha sido así: apaño tras apaño y tira ¨ pa lante¨. ¿ O hay otra forma de hacer las cosas?.

No lo creo. Uno tiene el portátil sobre dos tomos de Predicador, he visto con estos ojos que me ha dado Dios, escribir con un teclado portátil sobre las pantorrillas y el monitor del ordenador ser una tele de 50 pulgadas, pero también he visto hacer un render para una película que se distribuirá en España y en el extranjero sobre una mesa de cristal ochentera en un piso de alquiler en Madrid. Otro amigo tiene el mac en una mesa llena de platos de DJ conectados entre sí, y cuando pincha lo lleva a los bares. Y como éstas, me imagino que habrá unas mil historias iguales o mejores de gente que se dedica a esto.

¿Cuál es la razón por la que la taza de café está cerca del ordenador, si sabes que tarde o temprano la vas a tirar?. ¿Cuántos bocatas de chorizo te has comido encima del teclado y no has podido sacar las migas de las ranuras?. Todo esto es premeditado.

Tras tanta reflexión me pregunto:

¿Spielberg, De Palma, Scorsese, Ken Follet, Bono y Enrique Iglesias tendrán nuestros mismos problemas? Prefiero pensar que sí, porque sino es generacional y me empezaría a preocupar. Por lo tanto: ¿Por qué no ponemos solución a los dolores que sufre nuestro cuerpo?. Creo que nos gusta. Es así.

Al final, y lo mejor de todo es lo que ha dicho mi amigo mientras subíamos las escaleras mecánicas de la Fnac: ¨¿No te parece acojonante que estemos haciendo trabajos para cadenas nacionales en estas condiciones?.

Aprovecho la ocasión y le contesto. SI, me parece tan acojonante que aún no sé ni como nos contratan, pero como dice el refrán ¨mas vale lo malo conocido que lo bueno por conocer¨. Que se jodan las mesas y pupitres, a la mierda con los despachos tradicionales, la ergonomía está sobrevalorada …. La comodidad limita, frena y sobre todo es más aburrida. ( esta última frase la he escrito tumbado en el sofá en una postura imposible)